La cita en Kassel cada cinco años se nos antoja ineludible. Reza una leyenda campesina que el tiempo que hace el 27 de junio (Siebenschläfertag) marca la tendencia del que reinará las siete semanas siguientes. Se cumplen las previsiones y un día lluvioso nos acoge en esta ciudad alemana que parece perder su transparencia en el mapa cuando es conquistada por el arte, también ciencia y naturaleza.

La prensa describe esta decimotercera Documenta (desde 1955) como un acontecimiento cultural afable y hospitalario, quizás por la amplitud y variedad de sus propuestas, la repetición y ampliación de sus sedes y sus exhibiciones satélite en El Cairo (Egipto), Kabul (Afganistán) y Banff (Canadá) o por la cantidad de proyectos, instalaciones y propuestas repartidas por parques, plazas, estaciones y otros lugares que trazan un recorrido variopinto y ameno, apto para todo los públicos y todos intereses.

En esta edición, cuya directora artística es la comisaria y escritora Carolyn Christov-Bakargiev, falta el segundo meteorito más grande del mundo que los artistas Guillermo Faivovich (1977) y Nicolás Goldberg (1978) pretendían aportar a la muestra. No consiguieron los permisos para trasladar el meteorito de 37 toneladas denominado “El Chaco” desde el Campo del Cielo argentino donde cayó y fue desenterrado haste el Friedrichsplatz donde debía quedar emplazado temporalmente como already-made cósmico. [...]