Durante el apartheid, no fueron pocos los grupos de resistencia que aparecieron en contra del sistema en Sudáfrica. De entre todos ellos, destaca el Medu Art Ensamble, cuyos miembros se autodefinían como “trabajadores culturales” y cuyo fin no era otro que el de poner su trabajo al servicio de un ideal, la liberación de su pueblo. Especializados en artes gráficas, además de teatro o fotografía, se establecieron en Botswana, a pocos kilómetros de la frontera sudafricana, desde donde trabajaron durante sus años de existencia. Esta cercanía con la frontera dio a Medu una gran ventaja respecto a otros movimientos, posibilitando una mayor cercanía, más movimiento y menor censura.

Desde el teatro a la música, desde la literatura a las artes visuales, la utilización de la imagen unida a potentes textos, como fuerza integradora, era esencial para el desarrollo de su lucha, ya que, a través de estas obras, intentaban dotar de trascendencia al movimiento y llegar al mayor número de personas posible. [...]